Ocurrió así... Arrasate, Guipúzcoa (24/02/2007)

Se han apagado las luces hace un rato y todos guardan silencio. Xel Pereda y Nacho Vegas aparecen tan sigilosos que me sobresalto. Aplausos. Un tímido buenas noches, sin mirar al foro y Nacho se cuelga la guitarra.

Estoy en la segunda fila, en el teatro Amaia de Arrasate, tan cerca del escenario que me asusto. Mientras arriba se preparan, mi cabeza no para. En décimas de segundo repaso todo lo que hay a mi alrededor y suplico: Qué nadie cante, por favor.

Los primeros acordes de Noches árticas me dejan pegada a la butaca. No puedo mover ni las pestañas. Algo corre por mi cuerpo cuando Vegas empieza a cantar. Sensible, tal vez en exceso, lucho conmigo, no quiero llorar.

Entonces la niña sentada a mi diestra empieza a canturrear y me saca del estado casi catatónico en el que me encuentro. Intento no prestar atención pero no lo consigo. Tengo dos opciones: amordazarla o cambiarme de sitio. Hay dos butacas libres un poco más allá. Así que después de la ovación y mientras Nacho forcejea con la cejilla no me lo pienso y me ubico en mi nueva posición.

Vale, ahora tengo a Nacho justo enfrente y nadie delante. A disfrutar. Cerca del cielo, Días Extraños, Canción de palacio. El escenario se vuelve rojo y estoy en Mulholland drive. No hay nadie alrededor, el teatro está vacío. Sólo falta el enano apareciendo detrás del telón. Aplausos. Silencio. Ocho y medio. El tiempo vuela, temo que esto se acabe.

Michi Panero. Fantástica, con Xel muriéndose de risa emulando a las niñas. Estoy atrapada, la voz de Nacho con todos sus matices, guiños y susurros. Su forma de contar canciones. Incluso cuando suena algo extraño que no debiera y un gesto le delata.

Es inmenso.

Nacho se ausenta del escenario, se le ha acabado el güisqui y Xel nos regala una añada, este hombre es impagable. Se ríe y bromea, parece que no se ponen de acuerdo con la siguiente canción.

Me sumerjo, escucho con avidez Miss Carrusel. Pero como todo en este mundo tiene su final, se despiden. Vuelven. Los bises. La Duermevela, salvaje.

Buenas noches, gracias por venir.

Casi dos horas de viaje por carreteras imposibles. Sí, ya sé que hay autovía pero el puerto de Deskarga tiene su encanto. Mereció la pena.

No soy objetiva, ni pretendo serlo. Me gusta Nacho Vegas y el cine de David Lynch. Quizá por eso no me asustan las carreteras perdidas y prefiero recordar las cosas a mi manera.

O quien sabe si fue así como pasó.

Hasta la próxima vez.


Gracias a Carol.

Comentarios

brea ha dicho que…
Buff! Me hubiera encantado estar allí...
Aunque creo que hubo pinchazo en la taquilla, no?
Tengo ganas de que vuelva por Madrid...
Un saludo a los que hacen posible este blog. Muchas gracias.

Entradas populares