Vuelta de vacaciones / Resaca del Sonorama

Por fin (¿?) de vuelta de vacaciones y aun me dura la resaca del Sonorama (bueno, ya sabeis que en el sur exageramos un pelín).

Del festival me queda un regusto a, evidentemente, ron y otras mezclas, pero si obviamos el paladar, la sensación es buena. Me lo pasé muy bien aunque hubo cosas que no me gustaron.

El CARTEL (sí, con mayúsculas) era un cartelazo, pero la organización no me gustó demasiado. Y hablo de la organización del festival, porque la mía fue nefasta y la quedada todo un fiasco. Asumo mi parte de culpa.

Por ejemplo, no me gustó que, en alguna ocasión, la actuación en un escenario empezara antes de haber terminado la del otro, de modo que si querías ver el final de un concierto te tenías que perder el comienzo de otro. Me estreso fácilmente y no me gusta correr de un escenario a otro. Además, el sonido a veces no era el mejor, aunque notamos que variaba bastante según te posicionaras. De la ducha fría y los baños mejor no hablo.

Pero como no todo iba a ser malo, he de reconocer que la zona de relax relaja de verdad, y ahí queda eso. De momento NO salimos en youtube que no es poco.

En cuanto a los conciertos...

Lucas 15, dos veces lo he visto y las dos en festivales, seguramente tengáis razón en eso de que en una sala pequeña gane enteros, pero la actuación en el Sonorama no defraudó. Eso sí, los tres “sevillanos” acabamos de acuerdo en que si hay segunda parte de Lucas 15 queremos más Xel Pereda.

Me gustó el reto etílico que Josele Santiago planteó al público. Al final no se quien ganó, sólo que Josele estuvo inmenso y que no había quien lo echara del escenario. A nosotros de enfrente tampoco, salvo para ir a pedir otra copa.

A las tantas de la madrugada del Jueves al Viernes tuvimos un encuentro fugaz e inesperado con Nacho Vegas. Nosotros en el momento álgido de la noche, él sereno y amable: minientrevista, foto y gracias, aunque pudo pasar de todo.

El viernes por la mañana se nos cayó un poco la baba con Russian Red y, para recuperar lo perdido, arrasamos con todo el Ribera del Duero que cayó en nuestras manos. Llegó la tarde y los cuerpos se empezaban a resentir, las voces a quebrar y creí ver alguien orinar desde lo alto de un puente al mismísimo Duero ¡qué cosas! Más tarde llegaron Tachenko, Lori Meyers y Niños Mutantes y perdí el último hilillo de voz que me podía quedar al grito de “Como yo te amo” (momento sublime del festival).

El Sábado nos lo tomamos de otra forma y dejamos de frecuentar ciertos bares y nuestros hígados y estómagos lo agradecieron. Conciertazo de Vetusta Morla. Almuerzo, siesta y a los conciertos de nuevo. Por el camino, la imagen de un tío en bolas tirado en la acera con el trasero mirando al respetable ¡joder tío eso no se hace! Un nuevo trauma en mi vida... Todo esto con el Grupo de experto sol y nieve tocando de fondo.

De Love of lesbian sólo puedo decir que me quedé con ganas de conga, nada más. Tengo el recuerdo brillante de su actuación en Sevilla y no quiero comparar. Parece que hubo algo de lío con los cambios de horarios. Se echaron de menos cartelitos que lo anunciaran.

A partir de aquí, todas mis esperanzas para el Sábado noche recaían sobre tres nombres: Quique Gonzalez, Iván Ferreiro y Deluxe. De Quique nunca me canso y quizás por eso se me hizo cortísimo el concierto. Eché de menos algún clásico, pero como siempre, genial. Iván no falló pero, para mi gusto, se centró demasiado en Mentiroso mentiroso. Cuando nos advirtió del eclipse de luna que se estaba produciendo se le puso a huevo aquello de “Para que la luna llena nunca choque contra el suelo...”, pero la dejó escapar, una lástima. El show de Deluxe lo vi muy distinto al del año pasado en el Contempopranea y que, por cierto, me encantó. En esta ocasión, no me terminó de enganchar y además nos dejó sin el “que no que no”. ¿Por qué nos haces esto Xoel? Además, ¿fui yo el único que se quedó con ganas de ver algún tipo de colaboración entre alguno de estos tres?

Llegados a este punto, para nosotros era el momento de echar el telón y pensar en los casi 700 kilómetros que nos quedaban de vuelta a casa (primer atisbo de responsabilidad en 3 días).

En definitiva, el Sonorama me parece un buen festival, por supuesto, recomendable. Buen ambiente, se come y se bebe de lujo, buenos precios en la zona de conciertos y lo mejor de lo mejor del indie patrio. Eso sí, imperdonable que en la programación se les olvidara incluir la rave del domingo frente a los servicios ¡qué aguante!

No me puedo olvidar de los dos individuos que me acompañaron y aguantaron durante casi cuatro días ¡Muchas gracias! Tienen el cielo ganado jeje Id pensando destino para el verano que viene...

PD: Me quedo con las ganas de haber podido conocer a algunas personas, espero que en el futuro sea posible.